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El candidato ciudadano

Parto de la base de cada campaña electoral que me ha tocado cubrir como reportero, y en todas escucho y observo de los candidatos, puras buenas intenciones. Algunos incluso sus propuestas la firman ante notario público como un mero acto de anteponer sus dichos con un aval de fedatario, pero cuando llegan al poder por una u otra razón ese documento se pierde en el tiempo o simplemente se menciona en algún discurso sin que lo ahí expresado se convierta en realidad tangible.


¿QuĆ© pasarĆ­a si todos los candidatos que se convierten tras la elección en regidores, llevan al alcalde electo esas propuestas para transformar el municipio que dicen tanto querer? 



Es decir, que realmente su intención desde el ayuntamiento y no importa la posición, su deseo de hacer el bien a la comuna se convierta en una realidad en el que el trabajo de equipo logre en beneficio del electorado ese cambio que tanto prometieron, seguro verĆ­amos o descubrirĆ­amos en realidad su lado de compromiso cumplido por una ciudad que tendrĆ­a una especie de “muchos alcaldes” todos preocupados por cumplir su promesa y todos en el esfuerzo de llevar ese bienestar bajo la batuta del electo a manera de un capitĆ”n de equipo.







Sabemos que no pasarƔ, porque muchos de los que hoy caminan por los municipios son manejados por coordinadores de campaƱa que buscan adecuar el discurso para que se logre el objetivo primario: ganar sobre todas las cosas y tras vencer atender su propia agenda, sumarse a la de otros no les es congruente y con eso pasan por encima de la mƔxima: son empleados de la gente.



El candidato piensa, presupone que el tener esa posición lo hace ser especial, una especie de rockstar, acompaƱado de un sĆ©quito con banderas, calcas, bardas pintadas y en algunas ocasiones con banda musical, cuando deberĆ­a ser acorde a la realidad: austeros, mĆ”s ciudadanos, y cercanos, no puedes prometer algo donde no conoces la realidad, ni pretender gobernar llevĆ”ndote una idea generalizada de la problemĆ”tica a la que los candidatos aseguran tener la radiografĆ­a del lugar que por cierto visitan todos los candidatos y se llevan la misma información.



Muchos candidatos cuando ganan, incluso cuando pierden, dejan de ser ciudadanos comunes, sensibles con aquellos problemas que escuchaban en campaƱa, recuerdan el nombre de las colonias pero no regresan porque el reclamo estarĆ­a presente con lo que prometieron cumplir desde el primer dƬa y no lo hicieron, los asesores dan marcha al seguimiento diciendo que los cambios llevan su tiempo porque las herencias del pasado han mantenido en el olvido a toda esa gente, y el tiempo entonces se vuelve a 3 aƱos, el siguiente periodo donde el funcionario se convierte en un ciudadano y luego en un candidato, si no es por el partido que le llevó a su posición, serĆ” por otro que le sea la vĆ­a para ofrecerse como el que solucionarĆ” desde la experiencia ese problema que ya es aƱejo, es el cuento de nunca acabar es la espiral polĆ­tica en la que seguimos desde hace muchĆ­simos aƱos.



La razón del 6 de junio tiene mĆ”s significado ahora, cuando en los cierres se mostrarĆ”n mĆ”s agresivos, mĆ”s personales pero no con la gente, sino contra ellos mismos, donde las encuestas son el pretexto para una guerra entre candidatos pasando por encima de su verdadero espĆ­ritu de ser representantes ciudadanos en el ejercicio del poder a travĆ©s del servicio pĆŗblico. 



Los debates con el mĆ”s bajo rating, sin espĆ­ritu de propuestas lo dicen todo. Lleve usted su propio debate, el que a usted le impacta de manera directa, sĆŗbalo a redes sociales, o cuando le visite un candidato para ofrecerle sus propuestas, insisto, cuestiónelo y advierta que su voto vale para que le firme a usted que le va a cumplir; no le pida imposibles, pero recuĆ©rdele que es el candidato pero como usted es un ciudadano y ahĆ­ es el principio de todo.


Ramiro Escoto Ratkovich

Twitter: @Ramiro_Escoto

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