Dicha carta, delegaba la responsabilidad a los padres de familia de los
riesgos que cada pequeño correrá no sólo por acudir presencialmente a la
escuela, sino también por las implicaciones que conlleva el llegar a la
ella, como lo es la movilidad, factor que promueve el crecimiento del índice
de contagios.
La polémica generada durante el fin de semana seguramente llegó a Palacio
Nacional. El mismo presidente ha sido claro en cómo monitorea las “benditas
redes sociales”, motivo por el cual podemos ver muy frecuentemente en “las
mañaneras” sus descubrimientos que normalmente sirven para desacreditar
opositores.
Sin embargo, en este caso, el fuego fue amigo. O por lo menos, el primer
tiro.
La carta fue tan mal recibida, y trajo tantas críticas que ya para el
martes, el mismo López Obrador salió a decir, también en “la mañanera” que
dicho documento no era tan importante, que era voluntario; es más, que si le
hubieran preguntado, él mismo les habría dicho que no lo hicieran. Lo dice el
presidente que cuando era candidato sostenía que nada sucedía sin la venia
presidencial, versión que parece ser más vigente en este sexenio que en los
anteriores.
Sin embargo, lo que deja al descubierto la preocupante descoordinación
entre los funcionarios y colaboradores de la autoproclamada 4T, es la
declaración del pasado miércoles de la vocera Elizabeth García, quien en su
aparición semanal señaló al documento como “falso” y atribuyó su creación y
difusión a varios medios de circulación nacional y algunos columnistas para
incluirlos, o reiterarlos, en la lista negra de la presente administración.
No todo acaba ahí, sino que por la tarde, la titular de la SEP, Delfina
Gómez también declaró que habían “concluido” de manera conjunta el retirar la
carta del protocolo pues todo podía comunicarse de manera verbal.
Un vaivén que pone al desnudo no sólo los enormes deseos que existen entre
los colaboradores cercanos a López Obrador por agradarle, sino que incluso son
capaces de contradecirse unos a otros, o ignorarse con tal de obtener la
palmada presidencial. Un síntoma no sólo de la centralización del poder, pero también de la
insana ramificación de la iniciativa, que en este caso desnudó una nula
comunicación entre la SEP y la dirección de Comunicación Social.
La mala nota es que una vez más, los niños pagarán los platos rotos. Quizá
los que menos se han quejado pero sí los más castigados desde la llegada de la
pandemia.
Desde esta columna reconocemos la necesidad de que millones de niños
regresen a las aulas, pero también sabemos identificar los motivos por los
cuales el sistema educativo hoy no está listo para hacerlo, por lo menos en lo
que respecta a la preservación de la integridad de la salud de los millones de
niños y jóvenes que regresarán a las aulas en muy poco tiempo, y que sus
autoridades hasta hoy, poco o nada hicieron ante la inminencia de un momento
como este.
Para los alumnos, nuestros mejores deseos; para nuestras autoridades, otra
vez nos quedaron debiendo.
Orson Ge
Twitter: @Orsonjpg
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