Siempre he querido conocer Australia, lo digo en serio, no porque ahora aparezca en las tendencias, en verdad esa tierra me parece digna de una visita y lo haré, ¡decretado está ! y más ahora...
El primer Grand Slam del deporte blanco en el año se celebra en el citado país, los ojos del mundo tenístico apuntan hacia aquel mítico y místico rincón del planeta, conocido, entre otras muchas cosas, por su férreo combate al COVID-19 y ahora por su decidido respeto y cuidado por su población, aún por encima de la fama y fortuna de una figura mundial, con popularidad, buena o mala, pero popularidad al fin.
El multiganador y multipremiado Novak Djokovic, tenista de élite mundial tomó la muy respetable decisión de no vacunarse contra mendionada enfermedad y Australia decidió no dejarlo entrar a su territorio y no solo eso, sino deportarlo unos días después; la razón es muy simple: el tenista serbio tiene derecho a no vacunarse pero el país tiene el derecho velar por la salud de su población p, ahí está la circunstancia que enfrenta a cientos p, quizá miles de personas en todo el mundo.
Aquí va mi opinión personal: usted tiene todo el derecho a no vacunarse y peor aún a no cuidarse ni cuidar su persona y su entorno sanitario pero eso no le da el derecho de atentar contra mi salud, y “ahí está el detalle chato” como diríamos en mi México.
¡Me parece insostenible ya la postura populista de los tres ordenes de gobierno y no aplicar “mano dura” defendido los intereses de la mayoría!
No puede ser posible que por unos cuantos, gran parte de la población estemos padeciendo enfermedad y muerte en nuestro primer círculo de relaciones, en nuestras familias, y no es privativo de México, en Los Estados Unidos de Norteamérica el movimiento “anti vacunas” es insultante o peor aún que ya nadie respeta las medidas básicas de cuidado sanitario y ahí si me regreso a México, en nuestro país es ridículo el manejo de la pandemia, con estadios, casinos, inmuebles masivos abiertos a la aglomeración sin ningún rubor, peor aún, un transporte público “atascado” de pasajeros… y nadie hace nada.
Aplaudo de pie a ese país que puso alto a este simple jugador popular y lo sentó en la silla de la razón; su fama y su fortuna no valen nada contra el cuidado a la vida y eso si lo entendió Australia, habrá que ver hacen otros países del mundo con este infame e indolente pseudo deportista, a ver si ceden a las presiones económico-comerciales o, ¡hacen valer los derechos de su población!
¡Bravo!, ¡Te quiero Australia!
Ramiro Marmolejo Galindo .
Twitter : @marmol_digital
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